Por Ángeles García.
📓 Querido diario:
Hoy te escribo cargada de buenas sensaciones y con muchas novedades que contarte. Ya ha pasado algo más de un mes desde que comencé el nuevo trabajo y estoy a tan solo un par de meses de enfrentarme al que, probablemente, sea uno de los exámenes más importantes de mi vida por varias razones. En primer lugar, porque es mi comunidad y siento que no quiero alejarme de los míos. Si consiguiera una plaza aquí, no tendría que plantearme marcharme fuera a trabajar y es algo que me daría mucha tranquilidad.
Pero ojo, que ya sabes que yo pienso que todo pasa por algo y no me agobia tampoco el tema de tener que desplazarme a otros sitios, porque creo que es el momento de hacer cosas y de estar feliz con lo que decida. Así que quiero ir afrontando el futuro como venga.
Como te digo, será uno de los exámenes más importantes que haga. También porque es la primera oposición de enfermería que realmente estoy estudiando a conciencia y en la que estoy luchando duro para conseguir mi plaza. Empecé a escribirte porque quería dejarlo todo bien plasmado y estoy muy contenta del proceso que llevo. Me encuentro en un momento de dudas y miedos, porque veo que estamos a tan solo dos meses del examen y a veces me da la sensación de no saber nada.
Siento que hago los test y hay conceptos que se me escapan cuando ya debería tenerlos bien retenidos. Esta sensación la verdad es que agobia un poco, porque realmente debería estar mejorando y sabiendo cada vez más, pero creo que es una sensación normal. Las compañeras con las que he hablado se sienten igual y es algo que me reconforta. Mal de muchos, consuelo de tontos, como dicen.
Último sprint
El caso es que me he planteado tomar esta recta final antes de la oposición como un último sprint para poder conseguir mi sueño. Como te dije hace un par de meses no es el momento de bajar una marcha sino de pisar a fondo el acelerador y darlo todo para llegar a la meta con las energías bien recargadas. Me he agarrado a mi trabajo para sacar más ganas de estudiar y es algo que me está ayudando muchísimo.
Cada día intento recargar de energía positiva a los pacientes que llevo y hacerles más amena su estancia en el servicio. Me gusta mirar mi chuleta con sus nombres antes de entrar y saludarlos con un agradable “buenos días PEPE, ¿Qué tal has pasado la noche?”. Algunos me contestan que mal, otros que bien, pero el hecho de llamarles por su nombre y que vean que te preocupas por ellos les hace sentirse bien.
Sé que soy una apasionada de mi trabajo y no me arrepiento por ello ni un minuto del turno. Me encanta el hecho de ponerme el uniforme, aunque me tire más tiempo vital cambiándome de ropa que haciendo otras cosas. Cuando me lo pongo, me siento como cuando los Power Rangers se transformaban. Sé que puede sonar muy tonto, pero es que yo soy así y, de verdad, me carga las pilas.
Me encanta la enfermería porque es una profesión de contacto, de cuidado a los pacientes y de cercanía. Tenemos el privilegio de verles nacer y a la vez verles morir, de acompañarles en los mejores y peores momentos y de estar siempre ahí, ayudando, consolando o simplemente estando. Para mí, eso es lo mejor de enfermería y es lo que hace que adore mi trabajo y que, a día de hoy, no lo cambie por nada.
El hecho de hacer algún chiste para sacarles una sonrisa o algún comentario empático es algo que suelo hacer y que me gusta porque veo que les hace sentirse mejor. Disfruto con mi trabajo y me carga las pilas hasta el punto de querer desear mi plaza más que nunca porque entonces podré hacer esto todos los días sin preocuparme porque se me acabe el contrato y pensar en si me renovarán o no.
La plaza es una estabilidad que no me va a dar ningún tipo de contrato temporal y en mi situación (con pocos méritos) tengo que lucharla con todas mis fuerzas, aunque a veces sienta que hay momentos de bajón o que los conceptos no se me están quedando bien. Para mí trabajar es ese chute de motivación que me ayuda a ponerme en la silla y a seguir trabajando duro cada día.
Legislación, una relación de amor-odio
Me molesta mucho cuando veo a gente que no le gusta su trabajo. Soy de esas personas que piensa que trabajamos demasiadas horas en nuestra vida como para hacer un trabajo que no nos gusta o que no nos llena lo suficiente. Mi madre siempre nos ha dicho a mi hermana y a mí que estudiáramos lo que quisiésemos, pero algo que nos gustase porque iba a ser lo que íbamos a hacer todos los días. Yo decidí estudiar enfermería y sigo pensando que no podría haber elegido mejor. El hecho de salvar la vida a alguien o de mejorar su calidad de vida es algo que me da muchas fuerzas para seguir y poder tirar adelante con lo que venga.
Han sido unos meses de organización en los que estoy un poco cansada. Está siendo un mes de test sin parar y de estudiar los temas a fondo. Me estoy dando cuenta de que todo el trabajo que he hecho en la primera vuelta ha valido la pena muchísimo. El hecho de ponerme a estudiar un tema y que todo me suene es genial, apenas me cuesta retener los conceptos y es algo que me ayuda mucho porque con el estrés del trabajo, pues como que me cuesta algo más estudiar también.
He empezado el estudio a fondo con los temas de legislación y, la verdad, siento por ellos un amor-odio tremendo. Amor, porque al haberlos trabajado antes los he entendido mejor ,y con los dibujos y conceptos anotados en la libreta me está costando menos recordar fechas, títulos, capítulos y disposiciones. Pero odio porque siento que no es realmente necesario saber ciertas leyes para ser enfermero. Además, lo veo muy de letras.
A mí que me echen temas de investigación y estadística, que es que encima hasta me gustan, pero que me quiten leyes que es que las veo demasiado enrolladas y me cansan mucho. Yo creo que esto es generalizado, porque incluso hablando con otros compañeros es como si al mentar el tema de leyes todos pusiéramos los ojos en blanco. Creo que es de lo que más nos cuesta y menos nos gusta a los que somos de carreras más típicamente de ciencias. Pero bueno, son temas importantes y súper preguntados en oposiciones, por lo que hay que estudiarlos a fondo. Aunque no nos guste, debemos saberlos y entenderlos bien porque van a ser unos puntos definitivos el día del examen real.
¿Lo intentas o te rindes?
Algo que también he visto este mes en el trabajo es que mucha gente tiene el pensamiento de que por tener pocos puntos en el concurso o ser muy joven no tenemos oportunidad de conseguir la plaza. Esto es algo que ocurre en casi todos los compañeros y que, además, me ha llamado muchísimo la atención. Veo gente con mi edad que no está estudiando porque piensan que no van a tener ninguna oportunidad.
Mi pensamiento respecto a esto siempre ha sido que hay dos cosas que se pueden hacer:
- Una es intentarlo con todas tus fuerzas y pelear para conseguir un buen puesto en el examen. Después, que pase lo que tenga que pasar con los méritos, pero al menos lo has intentado.
- Y la otra, es no hacer nada porque piensas que no lo vas a conseguir y conformarte con seguir como hasta ahora. Pensar que siempre puedes trabajar en verano y Navidad (con suerte) y dedicarte a lo que te vaya llegando sin plantearte estudiar OPES.
Yo soy de la primera opción. De hecho, lo soy en todas las cosas que me rodean en la vida. Si me planteo algo, me pongo a trabajarlo a fondo y, si finalmente no lo puedo conseguir, pues no pasará nada. Al menos me quedaré tranquila conmigo misma de pensar que yo he hecho todo lo que ha estado en mi mano por conseguirlo y no tendré la sensación de haber dejado pasar una oportunidad que puede que no vuelva a plantearse nunca.
Mi fuerza para pensar que puedo conseguir plaza aun con pocos méritos y el ejemplo que le pongo a los compañeros cuando surge este tema es la OPE de Madrid de 2014. Ese año el examen fue muy muy complicado. El corte para superar la fase de oposición era sacar más de un 5 sobre 10 y superaron ese corte menos opositores que plazas había (es decir, sin tener ni que aportar méritos los que aprobaron el examen consiguieron su plaza).
Tuvieron que bajar un poco el corte (4.8) para que no se quedaran muchas plazas sin cubrir y la gente no tuvo ni que aportar méritos. A esa OPE es a la que yo me agarro cuando me pongo a estudiar y en la que yo sueño para mi examen real. Siempre digo que prefiero un examen difícil a uno fácil debido a que tengo pocos méritos.
¡OJO! No digo esto porque piense que la gente con méritos no saque buenas notas. Hay muchos con méritos que estudian y se preparan bien las oposiciones trabajando duro y que luego tienen un buen examen aunque sea complicado. Para mí ellos son los que se merecen el mejor de los aplausos. Pero también hay muchos que como tienen méritos deciden no estudiar y no esforzarse porque “la plaza la tienen segura”. Esos son los que no me gustan a mí nada, los que no disfrutan de su trabajo y se van conformando y no se forman ni estudian ni hacen nada porque creen que ya han hecho todo lo que deberían hacer.
La guinda para mi “opopastel”
Creo que todo esfuerzo tiene su recompensa y que el hecho de estudiar una oposición a conciencia es un trabajo muy duro que lleva mucha carga detrás y que se debe recompensar con un buen examen. Un examen que mida nuestras capacidades y que nos deje demostrar lo que nos hemos esforzado, en el que podamos plasmar los test que hemos hecho y lo trabajados que llevamos los temas.
Las OPES de consolidación me dan mucho miedo, porque no se valora lo que estoy diciendo para nada y son OPES que frustran muchísimo a la gente que ha estado estudiando y esforzándose por conseguir su sueño. La verdad, y en confianza, te digo que el hecho de pensar que el examen pueda ser sencillo es algo que me da mucho miedo y que me sentaría muy mal si pasase, porque me sentiría como si no se hubiera valorado mi esfuerzo y como si hubiera perdido el tiempo.
Que es verdad que nunca se pierde el tiempo y que siempre nos vendrá bien lo que hemos estudiado para trabajar o para otras oposiciones, pero sería como una gran torta de realidad después de largos meses estudiando. Sería como darle la razón a los de “no estudies, porque sin méritos no tienes nada que hacer”.
Yo siempre creo que para tener opciones en una OPE hay que ir a por el 10 al examen y esa es mi actitud. Voy pensando que me lo voy a comer con patatas y que voy a aplicar todo lo que sé al milímetro para quedarme tranquila, sabiendo que lo he hecho lo mejor que he podido y que he podido plasmar los meses de estudio bien. Pase lo que pase, voy a estar contenta y orgullosa del trabajo que llevo hecho estos meses. Espero que sea un examen justo y que pueda plasmar todo lo que he trabajado estos meses porque sería la mejor guinda para mi “opopastel”.
Hoy me he desahogado bastante con este tema del miedo a una OPE fácil, pero lo necesitaba porque creo que si pienso que el examen será fácil o que no tengo nada que hacer tiraré la toalla y eso no debo ni planteármelo en este momento. Siento que tengo que apretar y pisar a fondo el acelerador y lo voy a hacer porque en apenas dos meses estaré ante uno de os exámenes más importantes de mi vida. Quiero ir sabiendo que he peleado cada pregunta y que por mi parte la plaza estará conseguida.
Voy a seguir a tope en esta segunda vuelta y cargando mis pilas a través de los pacientes y las experiencias en el trabajo. A quedarme con lo bueno de las cosas y a intentar disfrutar de esta etapa de “opoluchadora” en la que estoy en este momento. No quiero que este camino sea un camino de amargura ni penas, sino una experiencia para aprender y sentir que estoy aprendiendo muchísimo y que merezco mi plaza.
La academia, la tutora y los compañeros me están haciendo el camino muchísimo más llevadero, así que seguiré aferrándome a ellos y a ti para contar cómo me siento y animarme para no bajar el ritmo. Es increíble lo bien que me siento después de contarte esto y lo bien que me sentiré cuando vuelva a leerte con mi plaza debajo del brazo. Te escribo pronto.
Ángeles.